Stopping versus continuing long-term mepolizumab treatment in severe eosinophilic asthma (COMET study)

Stopping versus continuing long-term mepolizumab treatment in severe eosinophilic asthma (COMET study)

Autores

Moore WC, Kornmann O, Humbert M, et al.

Referencia

Eur Respir J. 2022;59:2100396 [DOI: 10.1183/13993003.00396-2021].

Revisora

Dra. Maria Climent Gregori

Servicio de Neumología. Hospital Universitario Doctor Peset. Valencia.

Tema

Evaluar el impacto clínico de interrumpir mepolizumab en pacientes con asma grave eosinofílica después de 3 años de tratamiento.

Palabras clave

Mepolizumab, asma grave eosinofílica

 

Resumen

El mepolizumab es un anticuerpo monoclonal anti interleucina 5 (IL5) utilizado en el tratamiento de los pacientes con asma grave eosinofílica que no responde a dosis altas de corticoides inhalados y un beta adrenérgico de acción prolongada. La eficacia de este tratamiento, que actúa inhibiendo la inflamación eosinofílica, ha sido demostrada en los diferentes ensayos clínicos consiguiendo una mejora del control de la enfermedad y la calidad de vida con una reducción de las exacerbaciones. Sin embargo, se desconoce cuál debería ser la duración de dicho tratamiento, si la supresión de la inflamación eosinofílica en las vías respiratorias observada con mepolizumab continúa cuando los pacientes interrumpen este tratamiento o si se debe recomendar un tratamiento a largo plazo para conseguir el control de la enfermedad.

El objetivo de este estudio fue evaluar el impacto clínico al interrumpir el tratamiento con mepolizumab en pacientes con asma grave eosinofílica después de una exposición a largo plazo de más de 3 años de duración.

Se trata de un estudio multicéntrico, aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo de grupos paralelos en que los pacientes que habían completado el ensayo COLUMBA o COSMEX y habían recibido mepolizumab durante ≥3 años fueron aleatorizados 1:1 para suspender (cambiar a placebo) o continuar con mepolizumab s.c 100 mg cada 4 semanas durante 52 semanas (placebo n=151, mepolizumab n=144).

La variable principal fue el tiempo hasta la primera exacerbación clínicamente significativa. Las secundarias fueron el tiempo hasta la primera exacerbación que precisó hospitalización o visita a urgencias, tiempo hasta la reducción del control del asma (medido por el ACQ5) y número de eosinófilos en sangre.

Los resultados fueron que los pacientes que interrumpieron mepolizumab tuvieron tiempos significativamente más cortos hasta la primera exacerbación clínicamente significativa (cociente de riesgo 1,61, IC del 95 % 1,17-2,22; p=0,004), una disminución en el control del asma (cociente de riesgo 1,52, IC del 95 % 1,13-2,02; p=0,005) y recuentos de eosinófilos en sangre más elevados en la semana 52 (270 frente a 40 células·μL−1; relación (interrumpir frente a continuar) 6,19, IC del 95 % 4,89-7,83; p<0,001).

La conclusión del estudio fue que los pacientes que suspendieron el mepolizumab tuvieron un aumento de las exacerbaciones y un control reducido del asma en comparación con los que continuaron.

 

Comentario

Es el primer estudio aleatorizado que evalúa el impacto clínico de interrumpir el tratamiento con mepolizumab después de un uso prolongado en pacientes con asma grave eosinofílica.

El reclutamiento se realizó a partir de pacientes incluidos previamente en el ensayo COLUMBA o COSMEX. El estudio se dividió en 4 partes (ABCD). Los pacientes con <3 años de tratamiento se incluyeron en la parte A; una vez tuvieron una exposición ≥3 años ingresaron en la parte B, al igual que los que de inicio ya llevaban ≥3 años (306 pacientes grupo A/B). Posteriormente, se incluían en el grupo C con aleatorización 1:1 para interrupción de mepolizumab e inicio de placebo o continuación de tratamiento (placebo n=151; mepolizumab=144). En el caso de los pacientes que tenían 1 o más exacerbaciones durante la parte C, el investigador decidía si continuaban tomando el tratamiento del estudio doble ciego o si volvían a mepolizumab de forma abierta durante el resto del estudio (parte D). En total, 129 pacientes (84 de los que recibían placebo y 45 de los tratados con mepolizumab) cambiaron a tratamiento con mepolizumab. Por lo tanto, los resultados se basaron en un número más bajo de pacientes, ya que estos podían ser cambiados del grupo C al D. Este problema se mitigó mediante el uso de una estrategia de estimación hipotética, refiriéndose los resultados a si todos los pacientes hubieran continuado con el tratamiento doble ciego. Sin embargo, con este diseño no se pudo analizar la tasa anual de exacerbaciones, y además, contribuía a la baja cantidad de exacerbaciones que requerían hospitalización o visita a urgencias.

Se realizó un análisis post hoc que mostró que el número de exacerbaciones en el año anterior a la aleatorización era un factor pronóstico para el riesgo de exacerbaciones durante el estudio. Los pacientes con dos o más exacerbaciones en el año anterior (n=44) tenían un mayor riesgo de exacerbación frente a aquellos sin exacerbaciones (n=185) o con una exacerbación (n=66). Sin embargo, este subgrupo fue pequeño y se identificó tras un análisis de subgrupos post hoc, por lo que este hallazgo debería interpretarse con precaución y considerarse como una posible hipótesis futura.

En conclusión, los pacientes que interrumpieron el tratamiento a largo plazo (⩾3 años) con mepolizumab tuvieron un tiempo más corto hasta la primera exacerbación clínicamente significativa, un aumento de eosinófilos en sangre, una reducción en el control del asma, la calidad de vida y la función pulmonar en comparación con los que continuaron con mepolizumab. Estos resultados respaldan que el tratamiento continuo con mepolizumab tiene beneficios clínicos sostenidos en pacientes con asma eosinofílica grave.

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